No tengo un buen recuerdo de mi infancia y adolescencia, he sentido mucho tiempo que tendría que estar avergonzada de esto pero ya no lo estoy. Me sentí muy sola, crecí con una desconexión abismal de mi misma, por lo que no conseguía por mucho que me esforzase que las personas me tratasen como yo deseaba, de hecho no sabía cuales eran mis intereses o mis necesidades.
Por ahí empezó mi interés real por la psicología, creí que mi rol era cuidar del resto, me di cuenta que todo empezaba por cuidarme yo.
Ahora puedo decir que el foco está en mi propio cuidado, eso no quiere decir, como a veces nos hacen creer, que no tenga interés por cuidar a les demás, todo lo contrario, cuanto más me sostengo más crece mi capacidad de sostener.
Te cuento algunas cosas que hago para cuidarme:
Me considero eterna observadora del ser humano, me encanta encontrar nuevas perspectivas y sistemas para descubrirnos.
Empecé desde la Psicología académica (UAM), donde empecé a familiarizarme con la corriente cognitivo-conductual, aunque me sirvieron algunas cosas se me quedaba corta y perdí interés por dedicarme a la clínica 1:1 . Los siguientes años estuve un poco perdida hasta que fui interesándome en la Psicología Social y Comunitaria, de ahí aprendí la importancia de vivirnos en red, de la responsabilidad que tenemos en nuestras comunidades y me enamoré de las intervenciones en grupo con todo tipo de poblaciones. También me formé en violencia de género y en Trastornos alimenticios.
Empecé en la intervención social antes de terminar la carrera, ya tenía pensado dejar de lado la individual clínica pero entonces me topé con la Terapia Gestalt (Escuela Quatro), aprendí el arte sútil de la escucha y el acompañamiento de forma integrada desde una mirada mucho más horizontal. Fueron tres años y medio muy movidos y de mucho crecimiento personal para mi, todo lo que aprendíamos era de forma vivencial. Salí transformada y sobre todo, me reconcilié con la terapia individual desde este nuevo sitio, atravesé mis propios traumas, vi mis estrategias de supervivencia, mis patrones familiares, ya podía acompañar desde un sitio sólido a otras personas.
Tras terminar me llamó la atención un postgrado de Psicoterapia feminista y transformación social (GPYF) con las compañeras de Psicoterapia Feminista, donde volví a mis raíces sociales y aprendí como acompañar desde un feminismo trans-incluyente.
Más tarde me he ido interesando por otras herramientas que también me han ido transformando y en las que me apoyo: trauma y la regulación del sistema nervioso, la comprensión del carácter desde el Eneagrama (tipología del carácter y estructura de la personalidad), los mapas energéticos del diseño humano y herramientas arteterapeúticas proyectivas como la astrología, tarot o el dibujo.